Recuerdo haber leído en el blog Lolita Sekai una remembranza de su autora, contando que cuando tenía 18 años, pensaba que iba a tener que dejar las fiestas y el lolita, porque “ya era adulta, universitaria y tenía que madurar, como los aguacates”. Añadió que consideró dejar las convenciones, el lolita, los gustos ‘frikis’, etc. Y que hoy en día, a los 23, seguía haciendo todo lo que le apasionaba, sin haber cambiado realmente de idea. Comencé a pensar “¿Y qué hay de mí, que tengo 32 años a cuestas? Que tengo ya una profesión en la cual llevo años de práctica, que tengo deberes diarios, que vivo de forma…
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