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Lolita Over 30

Recuerdo haber leído en el blog Lolita Sekai una remembranza de su autora, contando que cuando tenía 18 años, pensaba que iba a tener que dejar las fiestas y el lolita, porque “ya era adulta, universitaria y tenía que madurar, como los aguacates”. Añadió que consideró dejar las convenciones, el lolita, los gustos ‘frikis’, etc. Y que hoy en día, a los 23, seguía haciendo todo lo que le apasionaba, sin haber cambiado realmente de idea.

Comencé a pensar “¿Y qué hay de mí, que tengo 32 años a cuestas? Que tengo ya una profesión en la cual llevo años de práctica, que tengo deberes diarios, que vivo de forma independiente, pago cuentas, impuestos y, en fin, soy un contribuyente a la sociedad? ¿Puedo ir a comprar el pan vestida de vuelitos y blondas? ¿Puedo tener una conversación seria con el ejecutivo bancario mientras abro y cierro mi sombrilla? ¿Me van a tomar en serio?”

Y por otro lado, pienso “¿Y a quién rayos le importa? ¿Acaso siendo adulto no tengo derecho a tomar las riendas y hacer mi vida como me parezca mejor? ¿Acaso no puedo tener mis gustos y mantenerlos si quiero? ¿Y qué es la edad más que un número…?”

Me pareció loable que la chica antes mencionada se haya dado cuenta de que ‘lo que hay que hacer al ser adulto’ es un constructo social del cual podemos deshacernos si queremos: cumplir años es obligatorio. Envejecer por dentro, sin embargo, es opcional. Y soy, hoy en día, firme creyente de eso. Pero esto no le sirve a todo el mundo. Muchos caemos en algún momento de nuestras vidas en el pensamiento que versa ‘bueno, hay que ser serio y para ser seria no puedo vestir rosado’.
Alguna vez me pasó: Cuando conseguí trabajo en Santiago (capital de Chile) y me vine a vivir aquí, el lolita me comenzó a parecer ‘poco práctico’, incómodo, complicado, difícil de llevar en una ciudad donde no sólo te miran raro sino que te lo hacen saber verbalmente. Y si encima quería ser seria, el lolita no tenía cupo en mi vida. Con 30 años, debía vestirme de otra forma. Qué error.

Terminé sola volviendo al lolita, aunque admito que el estilo varió un poquito, y el pomposo decreció considerablemente. Ahora era más sabia a la hora de comprar. Vale decir que los años y la pausa sirven a la hora de adquirir experiencia de forma más rápida. También volví con deseos de hacer más cosas dentro del movimiento. Mi amor creció por mil.

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Pero ¿y qué hay de mi edad? Yo por fuera me siento joven, hasta cierto punto creíble. Jamás nadie ha imaginado mi edad real y muchos que no son parte del mundillo siguen creyendo que me veo chica, o que el estilo me viene bien. Pero estando en una comunidad, jamás me sentí más vieja.

Rodeada de otras lolitas, me daba cuenta lo (mucho) mayor que era. Y sobre todo en nuestro modo de pensar. Simplemente yo no pertenecía. Esto no es un ataque a la juventud, ni mucho menos. Es sólo que a veces incluso teniendo gustos en común, hay cosas de fuero interno que son irreconciliables, y no hay nada que hacer al respecto. O lo aceptas o lo dejas. Yo por ahora, prefiero dedicarme al lolita informativo y a hacer mi blog, sin mayores presiones. Y el estilo lo sigo llevando, cada vez más seguido, un poco como hacía ‘antes’.

Siento que por mi parte, el tema está resuelto. Llevaré el lolita hasta que ya no dé para más.

Pero es lógico pensar que para muchas, esto no podrá ser así. Hay chicas que comienzan estudios superiores, o salen pronto y deberán trabajar, o llevan hogares, y deberán ser más prácticas a la hora de vestirse, o tendrán un cierto reglamento o código de vestuario, o incluso un uniforme de trabajo. He conocido muchas chicas que cuando comienzan este tema, se desaniman con el lolita, porque ya no pueden llevarlo tan seguido. Y por lo mismo, se sienten menos lolitas, y lo dejan o lo postergan.

Yo no voy a negar que tengo suerte y por lo tanto no tengo ningún derecho a juzgar a alguien por dejar el estilo bajo las condiciones mencionadas: estudié diseño gráfico, simpre he trabajado en agencia de publicidad, y les importa muy poco lo que yo vista. Algunos incluso lo ven como un plus, pues el cliente cree que está ‘entre creativos’.

Así que no soy ejemplo de nada. Ni siquiera del camino clásico de una lolita, quien suele descubrir el estilo tempranamente; yo siempre he sabido que en Japón, llegados los 20s, tienes que ‘graduarte’ de los estilos raros. Y leí en un foro que las lolitas, por lo mismo, dejan el estilo antes de los 24. Pero ojo, esto está cambiando. Las ‘gyarus’, por ejemplo, el estilo más rebelde de la juventud nipona, está aumentando su límite etáreo.
Y las modelos más célebres, tanto de esta moda como del lolita, cumplen edades de cifras ‘astronómicas’, y no son motivo de escándalo. Sin ir más lejos, la presidenta de la Asociación Japonesa del Lolita, la modelo Misako Aoki, tiene los mismos insospechados 32 años que yo (según su página en Wikipedia, nació incluso unos días antes que quien les escribe) y mantiene una profesión en el área de la enfermería…Y no se ve de 32.

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¿Será ése el secreto a permanecer en el estilo? ¿Vístete como te ves? Si te ves joven, sweet. Si te ves madura, classic. Bueno, tal vez no tan tajante como eso, pero algo así. Encontré por ejemplo un post en el blog F Yeah Lolita que enseñaba a cómo verse madura en el lolita. Ojo, no era un set de reglas pasada cierta edad, si no más bien consejos para quien deseaba seguir en el lolita, pero verse más acorde a su edad, dentro de los límites del estilo.

Entre estos tips estaban cosas como cambiar calcetas por medias, apagar un poco los colores, adoptar prints más clásicos (flores, por ejemplo), rebajar el poof de los falsos y la cantidad de accesorios, dejar el peluche en casa, llevar un peinado más simple, alargar la falda. En fin.

¿Mis consejos?

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Si quieres vestir lolita, vístelo. Pero conserva ropa práctica. Porque tienes responsabilidades. Ni de broma vayas al mercado con tus blondas. Aprende que hay un lugar y un momento. Y no se trata de que te digan qué hacer y qué no y eso mate tu espíritu. Se trata de que ahora estás a cargo de ti misma y nadie te cuidará mejor que tú. No estás empeñando tus principios, estás siendo práctica. Nada más.

Dejar cosas por la paz es un signo de madurez, no de darse por vencido.No sólo busques los vestidos más pomposos y llenos de frill (que son ideales para eventos, ocasiones especiales y sesiones fotográficas); explora el lolita casual, el que se puede llevar día a día, los cutsews, las blusas y fladas simples, los zapatos bajos, el old school.
 
 
No hay por qué ser lolita 24/7, asímismo como no hay por qué apagar todo y quemar todo lo rosa que
tenga tu closet. Si un día no puedes ser lolita, pues agrega algo bonito a tu coordinado de ese día.

Pero mi consejo más importante es éste: no aparentes lo que no sientes. No eres menos lolita si no llevas rosado y un bolso de peluche. Si ya no te sientes en esa parada, pues no tienes por qué hacerlo.

Es más, si haces algo que no sientes, se te notará y se verá fatal.Y al contrario, si no te sientes gris, no debes por qué llevar un traje de dos piezas, sólo por verte madura y seria. ¿Quieres ser lolita pasados
los 30? Hazlo.

Eso es todo.

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