Help Me Lolita! – Ayudando a entrar a este mundo
Una asoleada tarde de sábado y un precioso salón de té estilo provenzal, fueron el marco de esta singular junta organizada por la comunidad Lolitas Chilenas, especialmente Katherine Abarca (Ciel) y Belén Salgado (Xuki).
Digo singular, porque el tema de esta junta era acoger a chicas nuevas en la comunidad y en el estilo. Y no fue la típica junta de bienvenida que suele realizarse, de la cual más de alguna novata ha salido con una extraña impresión de su comunidad (llevándola a veces a salirse de ella inmediatamente), si no que se trató de ayudar a estas chicas a entender nuevos conceptos, aprender sobre el estilo, materialidades, opinar sobre diversos temas y participar de un evento organizado hasta el detalle.
Para ello, nos juntamos al menos 20 lolitas y acompañantes, y puntualmente nos encaminamos al Saint Germain, un precioso restaurante de tema ecléctico, pero con claras influencias de la campiña francesa. Hago hincapié en esto, porque siempre es un agrado descubrir un local que sea ‘lolita-friendly’…
Mientras tomábamos chocolate caliente o té de hojas con mezclas novedosas, además de jugos naturales, se realizaron varias actividades: se entregaron regalos de parte de la comunidad a cada asistente, que consistían en un precioso saquito con una chapita con el logo de LC y stickers con el arte de Imai Kira. Se discutió también el tema para el siguiente Loliday (del cual no difundiré nada, jeje), y luego se procedió a las introducciones de cada uno.
No sólo se presentaron las nuevas lolitas, si no que nos presentamos todos, incluyendo a los acompañantes. Se puede concluir que es una comunidad que funciona en base al apego y en conocer a la gente que la integra, para poder avanzar juntos.
Un punto muy simpático pero útil, fue mostrar ejemplos de lo ‘ita’, o sea diseños y/o materiales que pueden ser considerados ‘ita’, a modo de “usted no haga ni tal.” Dicho sea de paso, se aclaró que esta actitud no se trata de clasismo, como se ha acusado anteriormente.
Terminada la comida (unos preciosos empanedados con forma de corazón en panes de colores), hubo una pequeña ronda de preguntas, y surgió el tema de ser ‘pesada’, esto es, de tratar con inferioridad a las nuevas. Pero se respiró alivio al saber que efectivamente, las lolitas nuevas no consideran que el resto sean pesadas con ellas, si no que más bien al comentar online, falta una cierta inflexión que indica si se está siendo amable o no, más allá de las palabras.
Se trató también un tema bastante serio, que es el de las ‘Living Dolls’, tendencia de chicas que desean ser muñecas de verdad, y que tristemente ha llegado incluso a Chile. Lo que más preocupa a la administración, es que la normalización de este estilo conlleva a que las mujeres jóvenes se acomplejen, a que la gente confunda el estilo con el lolita, tildándolo de locura, y a enfermedades severas, como la anorexia.
Estos temas continuaron hasta la hora de la torta, una dulce forma de ir finalizando esta preciosa velada, durante la cual conduje mini-entrevistas.
Contábamos con tres niñas nuevas en la comunidad: Ane, Esperanza y Alejandra, con quien tuve la oportunidad de charlar un poco y recoger sus impresiones.
Ane es una chica joven, que cursa cuarto medio, y viste el lolita desde el 2012, pero recién se integra a Lolitas Chilenas. Conoció el estilo el 2009, y ya casi no recuerda que la llevó a vestirlo, pero sabe que fue influenciada por el ‘boom’ del estilo de vida de las lolitas, pues sintió que ella también era una lolita de corazón. Pero ella evolucionó en su pensar, y se fue dando cuenta que al final el lolita es ropa, y es cada quien la que le da un significado propio.
Para Ane, más que un estilo de vida, el lolita es un juego. Como quien jugaba con sus ositos, y les daba vida al hacerlo, el lolita cobra vida al vestirlo. Y como cada quien le daba voz a sus juguetes, el lolita tiene una voz distinta para cada persona.
Ane sintió sin embargo algo de temor al acercarse a una comunidad, pues existe realmente una tremenda impresión de que las lolitas son muy cerradas de mente. Pero Ane es una chica con gran altura de miras, pese a su corta edad. Y vio que la comunidad es abierta y que cada lolita tiene una interpretación propia. Que no se trata de niñas que insisten en que algo ‘no es así, y punto’, si no que otras opiniones son bienvenidas y respetadas.
Si bien Ane amaría vestir así todos los días, no pierde la cabeza por ser lolita 24/7. Sin lugar a dudas, cualquiera podrá decir que es una buena adición a la comunidad.
Esperanza es estudiante de 19 años, y conoció el lolita hace tres años. Ella ya intentó ser parte de una comunidad, pues en un evento se integró a Garden Tea Party. Sin embargo, no pudo seguir, pues se desilusionó mucho de sus compras. Eso, hasta este año. Y es que Esperanza jamás dejó de amar el lolita, ni guardó rencor a su experiencia pasada, es más, la usó como aprendizaje: “Si lo voy a hacer, lo voy a hacer bien”. Le pregunté qué la había hecho evolucionar y aprender: me contesta que informarse es clave. Y no dejar que las críticas te aplasten. Agradece además el apoyo familiar, y que se deben respetar los espacios de cada uno dentro de la familia.
Esperanza desea ser una lifestyler; esto hizo que se derrumbara un poco el concepto que ella tenía de las lolitas, pues en su primera junta vio que no se trataba de estereotipos preconcebidos. Sin embargo, acepta que cada una ve el lolita como le parece. Y eso la destaca mucho.
Si bien desea vestirlo 24/7, acepta que será difícil, pues a menudo el lolita es inconciliable con la vida diaria o profesional. Pero justamente es de este tipo de necesidades, que nace la creatividad. Esperanza intenta todos los días llevar algo bonito, o un estilo cute, o por lo menos algo rosado, integrado a su conjunto, y eso la mantiene en el espíritu.
Alejandra tiene 24 años y estudia estilismo. Su cabello es negro y tiene la mitad del mismo pintado color rosa fuerte, lo cual destaca entre su conjunto negro.
Conoció el lolita hace mucho tiempo, a través del animé, pero lleva un año vistiéndolo. Me cuenta que al principio, no sabía qué era ni cómo se llamaba el estilo, y que no sabía que se podía encontrar en Chile, o que habría una comunidad.
Su primer coordinado fue de la comunidad chilena Bow’s Ventas, en Facebook. Pero no supo cómo coordinarlo, ni qué materiales eran los más apropiados.
Pero Alejandra no se venció, ni se quedó sola en este viaje. Le asignaron a Ciel (administradora de LC) como madrina, y de ella aprendió justamente sobre aquellos materiales, coordinaciones y colores que le ayudaron a ir creando su estilo. Investigó además links, como por ejemplo My Lolita Style.
Alejandra vive con su padre, quien no solo le apoya, le ayuda incluso a coordinar. Cabe decir que ella misma se financia el estilo, aunque admite que como su abuela adora los zapatos lolita, se los compra como regalo.
Hablando de apoyo, le pregunté cómo reacciona cuando anda en la calle y le gritan algo soez o algún tipo de insulto: ella simplemente no les presta atención. Alejandra desde antes adora el metal, y ya vestía de negro. Pero caso curioso, cuando viste lolita, su respuesta ante un comentario o insulto es de fortaleza total, como si se tratara de una coraza. Su autoestima sube y se siente bella y segura de sí misma. Como decía Novala, para Alejandra el lolita es verdaderamente un traje de batalla.
Sus impresiones al finalizar la junta son positivas: Esperanza la encontró ordenada y bien organizada, y añade que prefiere este tipo de juntas. Le gustó particularmente poder expresar su opinión respecto al lolita, y la diversidad de atuendos, además de la oportunidad de conocer a otras lolitas.
Ane encontró que fue una junta muy bonita, entretenida, donde se pudo conversar de temas pertinentes al lolita. Las chicas le parecieron amables y aprendió sobre materiales, para poder así resolver personalmente sus dudas.
Alejandra encontró que todas fueron acogedoras y fue agradable poder conversar por primera vez con todas. Aprendió sobre diseños, y materiales y recibió nuevas ideas e inspiración.
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