Este pasado sábado 6 de Junio tuvo lugar la tercera versión de Harajuku Fashion Walk, en Chile, con la organización de Kawaii Anarchy y el apoyo internacional desde Japón.
Para ese día, en vez de lolita, elegí la súper comodidad de las zapatillas y traté de construir algo en base a eso, más una falda lolita y accesorios inconexos…bueno, lo intenté.
Cuando llegué (a tiempo) al punto de encuentro, había poca gente, aunque notoria, por supuesto. Nada más fácil que ir a un meet de j-fashion, nunca te perderás. De a poco se sumaron más…y muchos más. Más de los que esperaba, especialmente considerando que ese día en mi ciudad habría manifestaciones de índole social. Incluso un aviso de bomba hizo que cercaran la calle donde nos encontrábamos y retrasó aún más las cosas, partiendo una hora tarde. Pero para mí y muchos más esto fue ideal, pues hubo oportunidad de conversar, mirar, curiosear y tomar fotos.
Chicas muy kawaii, kigurumin, gyarus siempre marcando la nota (y caminando con tacones increíbles), mori girls, visuals, góticos, creaciones de fantasía, incluso niños.
¿Dónde quedaron las lolitas?
Me sorprendió ver poquísimas, comparado sobre todo con eventos pasados. Pero a la vez, salvo excepciones, varias eran lolitas nuevas o al menos nuevas en la escena local. ¿Será que los eventos atraen más que las comunidades? ¿Será que es una buena oportunidad de estrenar en sociedad o de mostrar su mejor coord?. Pero es bueno ver que las lolitas siempre logran hacerse notar.
La caminata fue breve, pero se manejó bien en su recorrido (que tuvo que ser cambiado con anterioridad) y terminamos en el GAM, luegar que los fines de semana suele ser tomado por amantes del j-pop y k-pop. Allí se tomaron las fotos grupales oficiales y se repartieron además simpáticos lollypops para quienes fueron elegidos para tomarse fotos especiales para el album de la caminata. En breve, una simpática jornada que irrumpió en esta gris ciudad.
Viendo la variedad, la creatividad, los personajes, mi primera pregunta, al filo de la lengua fue: “¿dónde está este gente el resto del año, cuando yo salgo a pasear al centro? ¿Por qué me es tan raro pillarme a alguien que guste de las mismas modas que yo?”
Entablamos conversación con una familia con la cual me encuentro a menudo en estos eventos. Ambas hijas venían vestidas para la ocasión, incluso la madre coordinó algo super cute (¡hasta circle lenses llevaba!); ella misma me contó que cuando su hija pensaba llevar ropa más cómoda y hacer algo menos elaborado, ella le dijo “pero esta es LA oportunidad de ponerte todo lo lindo que tienes”. Y tiene razón. Hoy por hoy, hay que decirlo, la Fashion Walk es nuestro evento de gala, es el momento de expresar justamente ese estilo.
Chile es un país de gris, negro y jeans.
Los que empezaron con cultura japonesa sea por la música, el anime, las revistas de moda que se colaban, alguna vez vistos como frikis, hoy son quienes enseñan al resto de Santiago y de Chile en general, cómo ser menos gris y olvidarse de los jeans. Eso es lo más valioso a rescatar.
Pero Chile también es un país lamentablemente tendencioso al menosprecio: racismo, clasismo, prejuicio, son pan de cada día, hasta el punto que se ve como algo normal, especialmente por las
generaciones anteriores. Burlarse de lo que se ve distinto, te hace ‘como los demás’ y te salva de que la gente se burle de ti.
Yo al menos tengo en gran estima el valor de aquellos que fueron a esta fashion walk. Habrá críticas, habrán quienes no estén de acuerdo en lo que se vio, en hacer este tipo de eventos, o incluso quienes digan “eso no es Harajuku”, pero ¿qué importa? Lo que hay detrás es el principio de una revolución a cargo de los jóvenes y ¿no es ese acaso el espíritu que llevó a las nuevas generaciones en Japón a desafiar todo lo establecido? El desarrollo de la moda vendrá después.
Pequeños pasos…
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