Esta sección de Lolita Snaps estará dedicada a descubrir y rescatar los lugares lindos con comida deliciosa que una lolita podría disfrutar, saber dónde tomar un buen té, dónde encontrará macarons y dónde puede organizar su próxima junta.
Dicho esto, advierto que este primer review quizás no se enfocará en algo tan puntual como es la hora del té ni los tea parties.
“Survenir” se ubica en el Barrio Italia (Santiago de Chile), es un local que descubrí mientras buscaba lugares bonitos para hacer juntas. Sin embargo, no es una tetería ni mucho menos. Ni siquiera doy por sentado que sirvan té… Entonces ¿a qué se debe esta elección?:
Porque siempre buscamos lugares para tomar el té, como una buena lolita, pero ¿han pensado alguna vez dónde podría almorzar una lolita? Y no hablo de sólo ir a comer sola y tomar fotos bonitas, si no adenás de planear una junta diferente. Es normal que busquemos hacer tea parties y por lo tanto nos enfoquemos en cafeterías o gelaterías. Seguro a alguna se le habrá ocurrido una vez hacer una junta almuerzo, pero suena a palabras mayores, pues se vuelve complicado y bastante caro. A falta de lugares bonitos y privados donde comer rico sin pagar demasiado.
Ahí entra “Survenir”. Estando en el Barrio Italia, comparte la característica de ser parte de una casona antigua, la cual se ha habilitado como varios locales de arte, diseño y gourmet. Entrando por un estrecho pasillo, se encuentra “Survenir”. El sur- de su nombre representa al sur de Chile-, el cual es un verdadero fetiche a la hora de la gastronomía, pues se sabe que quien visita estas regiones, comerá bien y de forma abundante. Y esto es lo que nos ofrece este local. Pero con un toque gourmet.
En Cuanto a la decoración, poseen muchos objetos vintage, incluyendo los muebles, vigas de madera expuestas, afiches, cuadritos, cafeteras, etc. No es lo que diríamos rococó, pero es adorable y no imagino lolita que no apreciara el ambiente.
El exterior está junto a la entrada y es un patio que se extiende hacia atrás, con sillas dispares y mucho verde, entre árboles, arbustos y enredaderas que crecen a sus anchas.
El local tiene un hoario de almuerzo bien preciso y recomiendo llegar no más allá de las 1:30 PM, debido a que se trata de un menú fijo cada día, con unas 3 o 4 opciones de plato de fondo y siempre existe una que se agota pronto. Se aceptan reservas, pero no se puede reservar un plato
específico. La primera vez que fui, me tuve que ‘conformar’ con la ensalada de fondo, pero volveré a hablar sobre eso en un momento.
Tras haber ido un par de veces, puedo asegurar que se trata de todos modos de cocina muy experimental e interesante, prácticamente gourmet, pero sin pagar demasiado. Un menú completo no cuesta más allá de unos $7-8 dólares, y es menos aún sin la entrada.
Esta vez pedimos el menú completo. Nos sentamos afuera y la atención fue rápida. Lo bueno del menú fijo es que tienen casi todo listo y sale muy rápido. Nos trajeron maní, dos jugos (que siempre son naturales y enormes) y la entrada, que era una crema de zapallo (un tipo local de calabaza); teníamos dudas, pues no es nuestro vegetal favorito, pero la crema estaba deliciosa. Alguna magia hacen, porque queda muy bien.
Luego llegó el plato de fondo: cerdo a las ciruelas y salsa de vino, con risotto de cebada y ensalada. El cerdo estaba muy bien, blando, “vinoso”…creí que las ciruelas me caerían mal, pues no me gusta ponerle fruta a mis platos salados, pero todo estaba armonioso y el sabor no fallaba. El risotto de cebada me sorprendió, era como una mezcla entre arroz y quinoa. Incluso mi novio, que odia el risotto, lo disfrutó mucho. Y déjenme ahora hablar de la ensalada. Tenía lechuga, zanahoria y tiras de zapallito italiano crudo, más una vinagretta. Hago un apartado sobre la ensalada, porque la primera que vinimos llegamos algo tarde, y tras pedir mi novio, sólo quedaba ensalada de salmón ahumado. Típicamente, al menos acá, la ensalada es un plato de precio ridículamente alto, para algo que no es más que una cama de lechuga con apenas un roce de acompañamiento. Pero acá fue diferente: llegó un bowl con una cama de lechuga, sí, pero diversos tipos de ella, zanahoria, pepino, zapallito italiano en tiras, y un montón de salmón ahumado que alegró mi tarde. Así que si quedan con ‘solo la ensalada’, no van a perder.
Las otras opciones suelen ser quiche y wraps, aunque rara vez repiten el plato principal.
El menú incluye té, pero no postre. Sin embargo, imposible no tentarse con una de las delicias tipo sureña que ofrecen: kuchen, pie, tarta, crumble y cheesecake. El de maracuyá estaba glorioso. Y es verdadero cheesecake, y no pastel de ricotta o de yogur.
Concluyo que sin pagar mucho más que lo que se pagaría una once ( Es decir una comida media tarde) completo, quedamos ampliamente satisfechos, y además probamos comidas que tal vez bajo otras circunstancias no probaríamos (no somos muy de riesgos los dos), y hasta ahora no nos hemos llevado ningún desencanto.
Capacidad: Unas 12-13 personas en el mesón interior, y la misma cantidad, en el exterior.
Ideal para pequeñas juntas, reuniones de amigas, almuerzos “lolosos” en la semana.
Ubicación: Avenida Italia 1489, local 3.
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